LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1939 A FINALES DEL S.XX

Como consecuencia de la parálisis que supuso la Guerra Civil en la evolución de la literatura española, debido a la muerte o exilio de los escritores, la novela ha de comenzar de nuevo. En los primeros años de la posguerra, los escritores se dividieron en dos grupos: los que glorificaban el régimen franquista y los que reflexionaban sobre las causas del enfrentamiento y reflejaban la situación dramática del país. Por ello, los temas más cultivados son la guerra y la nostalgia. Destaca la variedad de tendencias novelísticas, como la novela triunfalista (defiende las nuevas circunstancias del país), la novela psicológica (analiza el carácter y comportamiento de los personajes), la novela poética (en la que prima la forma) y la novela simbólica (en la que los personajes representan ideas o conflictos).

Se trata pues de un panorama desolador, una época en la predomina el realismo por ser el estilo idóneo para narrar la situación social, desde una perspectiva personal y existencial, ya que la censura hacía imposible cualquier intento de denuncia o crítica. A veces la novela deriva en tendencias como el tremendismo con una visión del mundo desagradable, cruel y desesperanzada con temas como la soledad o la inadaptación. Destaca La familia de Pascual Duarte, de Cela, y Nada, de Carmen Laforet. En el exilio, son Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español o Rosa Chacel los que realizan la labor crítica de aquella España. Destaca Ayala, premio Cervantes y miembro de la RAE.

En los años 50, se producen una serie de cambios en la vida española, tales como cierto aperturismo internacional y la relajación de la censura, que inciden en la literatura. Para muchos, La colmena, de Cela, es un precedente de la novela social, puesto que, con más o menos realismo, aparece reflejada la sociedad del momento (la de la inmediata posguerra).

Se observan dos grandes tendencias: el neorrealismo y la novela social. El neorrealismo se centra en los problemas del hombre como ser individual (la soledad, la frustración…) con autores como Ana María Matute, Ignacio Aldecoa («El fulgor y la sangre»), Rafael Sánchez Ferlosio («El Jarama») y Carmen Martín Gaite («Entre visillos»). Y la novela social (realismo social) se centra en los problemas de los grupos sociales. Resaltan Jesús Fernández Santos («Los bravos») o Jesús López Pacheco (Central eléctrica).

El tema de la novela es la propia sociedad española: la dureza de la vida en el campo, las dificultades de la transformación de los campesinos en trabajadores industriales; la explotación del proletariado y la banalidad de la vida burguesa. El estilo de la novela realista es sencillo, tanto en el lenguaje como en la técnica narrativa, se pretende llegar a un amplio público. Los contenidos testimoniales o críticos son más importantes. Paralelamente, destacan otros autores sin tendencia determinada como Torrente Ballester o Cela.

Ya en los años 60 se produce un agotamiento de la novela social y comienza una renovación ideológica y estética en todo el mundo. Los jóvenes impulsaron movimientos sociales y culturales que cuestionaban a las generaciones anteriores y el país comenzaba a salir de su aislamiento, lo que se reflejó en la novela. Por tanto se inicia una nueva etapa que rompe con el realismo anterior. Tiempo de Silencio, de Luis Martín Santos es la obra que marca la línea divisoria entre las dos forma. Una novela caracterizada por sus innovaciones técnicas como el monólogo interior, el perspectivismo o la subjetividad del autor a la hora de interpretar y narrar los hechos.

La novela experimental sufre su auge en los 70, debido a la apertura de los novelistas a las influencias extranjeras, sobre todo la narrativa hispanoamericana (Cien años de Soledad, de García Márquez, o La ciudad y los perros, de Vargas Llosa). Es frecuente la estructura compleja, la aparición de varias perspectivas, así como el predominio de la forma sobre el fondo. La investigación técnica fue prioritaria para los escritores de este período y afectó a todos los aspectos narrativos, como los personajes o la acción. Destacan las novelas de Delibes (Cinco horas con Mario) o de Juan Goytisolo (Señas de identidad).

En estos años coexisten los autores de la posguerra (Cela y Delibes) con los representantes del realismo social (Goytisolo y Martín Gaite), junto con los nuevos (Benet).

En los últimos años de la dictadura franquista, suceden una serie de cambios que marcan el desarrollo de la narrativa española, como son la muerte de Franco y de su régimen, la transición a la democracia y la definitiva apertura a Europa, y que posibilitaron la llegada de la libertad también a la literatura. La producción novelística se intensifica, dejando de responder a rasgos comunes y surgiendo una gran variedad de modelos y temas. Vuelve el interés por la historia y se retorna a la subjetividad, el ámbito íntimo y la soledad. Las tendencias más significativas son la narrativa policíaca y de intriga (Vázquez Montalbán, con Pepe Carvalho, y Muñoz Molina, con Invierno en Lisboa); la novela histórica (Delibes, con El hereje; Pérez Reverte, con El capitán Alatriste; Dulce Chacón, con La voz dormida; y Javier Cercas, con Soldados de Salamina); la novela de reflexión íntima (Umbral, con Mortal y rosa, Juanjo Millás, con El desorden de tu nombre, y Julio Llamazares, con La lluvia amarilla; y la narrativa de la memoria (Rosa Montero, con Te trataré como a una reina, y Almudena Grandes, con El corazón helado).

Los autores que más han destacado en la novela española de los últimos años son Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta), Javier Marías (El hombre sentimental), Julio Llamazares (Luna de lobos), Muñoz Molina (Plenilunio), Soledad Puértolas (Todos mienten) y Luis Mateo Díez (El reino de Celama).

NOVELA Y CUENTO HISPANOAMERICANO DE LA II ª MITAD DEL SIGLO XX

Durante el período colonial la literatura hispanoamericana fue un apéndice de la literatura española, a comienzos del XIX –con los movimientos de independencia- se cultivaron los temas patrióticos y, tras la consolidación nacional, experimentó un gran
auge que alcanzó la madurez a partir de 1910. La Revolución Mexicana (1910) marca la fecha en que los autores latinoamericanos comienzan a tratar temas universales –cada vez con mayor profusión- hasta conseguir una producción literaria
admirada internacionalmente.

1ª ETAPA: NOVELA HASTA 1940: De técnicas realistas, clara heredera del siglo XIX en lo formal, sí encuentra renovación temática en las realidades más acuciantes de la realidad del continente (naturaleza americana, denuncia de la injusticia social,
acontecimientos históricos, problemas del hombre de la ciudad). Se pueden apreciar tres subgéneros fundamentales:

a) La novela de la tierra: el tema, e incluso la protagonista, es la naturaleza americana, todopoderosa que hace sucumbir al ser humano que se enfrenta a ella. Doña Bárbara, Rómulo Gallegos.

b) La novela indigenista: muestra su preocupación por la situación del indio y echa sus raíces en la obra de Fray Bartolomé de las Casas, la prosa de los Ilustrados y el Romanticismo. Pretende ser un género de testimonio y denuncia de la opresión en que viven la población indígena y la mestiza. El mundo es ancho y ajeno, Ciro Alegría.

c) Novela de la Revolución mexicana: presenta tanto los hechos revolucionarios como las aspiraciones de los mexicanos así como las reflexiones sobre su identidad y su cultura. Los de abajo, Mariano Azuela.

d) Novela urbana del Plata: de tema esencialmente urbano con centro espacial en Argentina. Las clases bajas, losinmigrantes y los espacios marginados son novelados con técnicas naturalistas.

2ª ETAPA: RENOVACIÓN DE LOS 40. EL REALISMO MÁGICO:
Este término fue empleado en 1925 para designar una nueva pintura (que explora en la interioridad y reconstruye los objetos exteriores desde ella) que reaccionaba contra el expresionismo.
A partir de los años 30 se utiliza para designar la emergente literatura hispanoamericana que se centraba en las peculiaridades del continente, en su mestizaje cultural y en la influencia de otras culturas a través de distintas formas de entender el mundo.
Las innovaciones más importantes fueron la utilización de distintos puntos de vista narrativos, el contrapunto de planos, el empleo de mitos clásicos y modernos y el uso de técnicas cinematográficas. A esto se une la influencia de las vanguardias (el
surrealismo y su fusión de la realidad con lo onírico) y las innovaciones técnicas de Faulkner, Joyce, Proust o Dos Passos. Se incorporan elementos míticos, legendarios y mágicos de las tradiciones indígenas que se integran con el plano real de la historia
narrada. Miguel Ángel Asturias (El Papa verde), Alejo Carpentier (El reino de este mundo) son algunos de sus representantes.
3ª ETAPA: EL BOOM HISPANOAMERICANO:
Producido en los años 60, es un fenómeno literario y sociológico. Se integran las influencias asimiladas como el realismo mágico, el mundo de lo mítico, lo onírico, el surrealismo, la denuncia social, las innovaciones técnicas y la recuperación de formas tradicionales de narrar. Se empieza a difundir la narrativa hispanoamericana gracias a la labor editorial de empresas españolas. Representan esta etapa: Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros), Julio Cortázar (Rayuela), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad).

EL CUENTO: El año 1920 es el arranque del cuento contemporáneo debido a la influencia de las vanguardias europeas, del Modernismo (que lo utilizó como cauce expresivo), unidos a la tradición anglosajona de cuentos fantásticos, a la particular
situación social y política del continente y al redescubrimiento de las tradiciones culturales. Horacio Quiroga es el fundador del cuento actual por los temas que trata y por la meticulosa construcción de la trama. Se convierte el cuento hispanoamericano en el nexo entre los movimientos de vanguardia y el boom hispanoamericano porque los narradores en los años 30 incorporan innovaciones técnicas que recogerá después la novela. Sus características son las mismas que las del cuento europeo: brevedad,
rígida estructura, habituales finales sorprendente y trama única. Se aprecian tres tendencias: cuento realista (representado por Benedetti), cuento fantástico (cultivado por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares), realismo mágico (alcanza expresión
magistral en Juan Rulfo). A partir de la decadencia del boom, es característico el abundante cultivo del microrrelato o microcuento (Augusto Monterroso)

LA POESÍA DE 1939 A FINALES DEL S.XX

La evolución de la literatura española sufrió un corte profundo a raíz de la Guerra Civil debido a la muerte y el exilio de los modelos literarios. Sin embargo, éste no fue tan drástico en la poesía posterior a 1939. Destacan autores del 27 en el exilio como Alberti (Retornos de lo vivo lejano), Salinas (El contemplado), Cernuda (Vivir sin estar viviendo) o Guillén (Clamor). Pero no podemos olvidar en ningún caso la muerte de Machado en el exilio, el fusilamiento de García Lorca o la prisión y muerte de Miguel Hernández.

En los años de enfrentamiento (1936-1939) se desarrolló tanto en el bando republicano como en el de los sublevados una literatura de propaganda ideológica, pero de escasa calidad, salvo en el caso significativo del poeta Miguel Hernández, con Viento del pueblo, donde la voz del poeta anima a los soldados republicanos en las trincheras. De formación autodidacta, lee a los clásicos y en Madrid entabla amistad con Neruda y Aleixandre. Afiliado al PCE, fue detenido en la Guerra Civil y llevado a la cárcel, donde murió enfermo. Destaca por El rayo que no cesa, al ser una de las obras de sonetos amorosos más bellos de la poesía española de todos los tiempos. También destaca su última etapa, desnuda y profunda, con poemas escritos en la cárcel (Cancionero y Romancero de ausencias), donde se lamenta por la ausencia de los suyos o la separación con su mujer, destacando un poema esperanzador, dedicado a su segundo hijo, Nanas a la cebolla.

La poesía de la inmediata posguerra, la de los años 40, se divide en dos bandos, como ocurre con las dos Españas irreconciliables. Se caracteriza pues por la diversidad de tendencias. Por un lado, nos encontramos la poesía arraigada, en la que destacan autores que sienten simpatía por la dictadura franquista y que tratan temas tradicionales, con métrica y estilística clásica. Sobresalen Luis Rosales y Leopoldo Panero. La otra corriente lírica es la poesía desarraigada, opuesta a la anterior, arrebatada, de agrio tono trágico, de angustia y sufrimiento. El estilo es bronco, sincero y humano, menos preocupado por los artificios estéticos. Sobresalen Dámaso Alonso (Hijos de la ira), Gabriel Celaya y Blas de Otero. Surge el grupo cordobés Cántico, con tendencias personales e intimistas, con Ricardo Molina y Pablo García Baena entre otros.

En los años 50 y comienzos de los 60, se extiende la poesía social. Es un período en el que la poesía toma partido en la situación española, intentando servir de instrumento para cambiar el mundo. El poeta se hace solidario con los demás hombres, con una clara repulsa de la neutralidad ante las injusticias o conflictos sociales. El estilo es claro, sencillo y la lengua es coloquial para que todo el mundo pueda entender el mensaje. La poesía social comienza a desarrollarse de la mano de Vicente Aleixandre (Historia del corazón), Gabriel Celaya (Las cartas boca arriba), José Hierro (Tierra sin nosotros) y Blas de Otero, poeta que evoluciona desde la poesía desarraigada en la que expresa su yo personal y sus angustias existenciales (Ancia) hasta la poesía combativa, en la que se dirige a la «inmensa mayoría» (Pido la paz y la palabra).

En los 50 surge un segundo grupo de poetas que pretende seguir escribiendo poesía crítica, pero con formas más elaboradas y caracterizadas por la preocupación fundamental por el hombre y sus problemas, abandonando el dramatismo y la postura inconformista frente a la realidad que rodea al poeta y el estableciendo una poesía basada en experiencias personales con una temática intimista y cotidiana. El estilo es irónico y humorístico, en aras de un lenguaje musical. Sobresalen Gil de Biedma (Las personas del verbo), Ángel González (Áspero mundo), José Ángel Valente (Punto cero), Claudio Rodríguez (Desde mis poemas) y Francisco Brines.

En 1970 se publica una antología de nuevos autores nacidos tras la Guerra Civil, llamada Nueve novísimos poetas españoles. De ellos destacan Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte), Félix de Azúa (Cepo para nutria), Manuel Vázquez Montalbán (Manifiesto subnormal) y Vicente Molina Foix (Los espías del realista). La temática es muy variada (la guerra de Vietnam, la sociedad de consumo o el libertinaje), el estilo es frívolo y el tono grave, a la vez que insolente. Son autores con una importante cultura intelectual, que se muestran inconformistas y rebeldes con el arte establecido e imperante. Su lenguaje recibe las influencias del surrealismo del grupo del 27 y sus modelos son poetas hispanoamericanos como Octavio Paz. La poesía novísima plantea una ruptura con el realismo social de décadas anteriores.

A partir de la recuperación de la democracia en 1975, se observa una gran cantidad de tendencias. En la poesía actual, las orientaciones se han multiplicado, pero se observa una propensión a abandonar el esteticismo por un mayor intimismo y emoción. La temática es muy variada como lo son los modelos que imitan: místicos, autores barrocos, románticos, noventayochistas, vanguardistas, Generación del 27 o a autores de los 50….. Rescatan el pasado literario español utilizando tanto la métrica tradicional como el verso libre.

Destacan los neosurrealistas, que continúan la línea de algunos novísimos (Blanca Andreu); los posnovísimos, que escriben una poesía de la experiencia (Luis García Montero y Jon Juaristi); los románticos, que prefieren la poesía de la imaginación (Francisco Bejarano); la poesía épica, que recupera el recuerdo de un pasado idílico, en la que destaca Julio Llamazares (La lentitud de los bueyes); y la poesía erótica, que indaga en la intimidad (Ana Rosseti y Juan Castro).

EL TEATRO DE 1939 A FINALES DEL S.XX

Al terminar la Guerra Civil, el teatro español se enfrenta a tres grandes problemas. El primero concierne a los condicionantes comerciales del género, ya que tan solo las clases adineradas y poderosas pueden asistir a las representaciones, y la censura impide cualquier contenido social o político. Otra dificultad reside en la muerte o el exilio que sufren grandes escritores e intelectuales, especialmente los que pertenecen al teatro innovador anterior al conflicto civil. Y en último lugar, al no quedar apenas escritores, los empresarios teatrales recurren a traducciones de obras extranjeras, dificultando el estreno de las obras nacionales.

Por lo que el teatro puede dividirse en tres etapas:

a) La década de los 40, el estado general de crisis obliga a pensar a los empresarios de la escena y a las compañías en abastecer los teatros de obras que respondan a las expectativas del público burgués, sin arriesgarse a modificar sus gustos.

b) La década de los 50, la censura afectó al teatro porque no solo se censuraban los textos, sino que los ensayos y las representaciones estaban sometidos a un rígido control y podían ser suspendidos en cualquier momento. Los empresarios eran muy cautelosos con las obras que seleccionaban que debían ser piezas acordes con el gusto burgués de la época.

c) Desde 1960 hasta 1975, la tímida apertura de la censura permitió la entrada de corrientes europeas (Brecht, Ionesco –y su teatro del absurdo- o Beckett) cuyas influencias fueron fundamentales para la creación de obras que intentan oponerse a los cánones establecidos tanto en los contenidos como en las formas.

a) Década de los 40: dos son las corrientes que ocupan la escena española durante este período: el teatro comercial y el teatro humorístico.

a. El teatro comercial: es un tipo de teatro orientado hacia la pura distracción de un público sin demasiadas exigencias. Se trata de un teatro convencional pero bien construido, con un diálogo cuidado, continuador del teatro tradicional anterior. Es un teatro evasivo con una amable crítica de costumbres (herencia de la alta comedia y de la comedia burguesa) y divertido espejo de la realidad. La acción se basa en los enredos sentimentales, el humor fácil y la moralización intrascendente y se desarrolla en ambientes de clase media alta. Cultivadores de este son Jacinto Benavente, José Mª Pemán (Los tres etcéteras de don Simón –comedia de costumbres- y Callados como muertos –teatro ideológico y propagandístico-), Joaquín Calvo Sotelo o Juan Ignacio Luca de Tena.

b. El teatro humorístico, destacan en él principalmente dos autores: Enrique Jardiel Poncela, con sus comedias de humor inverosímil y disparatado como Eloísa está debajo de un almendro y Los ladrones somos gente honrada. Miguel Mihura, autor de comedias de humor desenfadado donde se aprecia crítica de la sociedad contemporánea. Denuncia lo absurdo de situaciones de la vida cotidiana, la vaciedad de los tópicos y las convenciones sociales que impiden al hombre ser feliz. Rompe con el realismo introduciendo elementos y situaciones de un humor nuevo precedente del teatro del absurdo, Tres sombreros de copa, Melocotón en almíbar y Maribel y la extraña familia.

b) Década de los 50: también conocido como teatro de denuncia y protesta. Surge a mitad de los cincuenta coincidiendo con la aparición de un público universitario que solicitaba un teatro nuevo muy próximo a los planteamientos de la novela y de la poesía social. Los temas habituales son el testimonio crítico de las injusticias y desigualdades, la denuncia, la protesta. Se trata de un teatro realista con recursos propios de sainetee y ciertos rasgos tomados del esperpento. Los autores más significativos son: Alfonso Sastre con un teatro orientado al realismo de intención social (Guillermo Tell tiene los ojos tristes) y Antonio Buero Vallejo, con su teatro de acento trágico, centrado en los grandes interrogantes de la condición humana y en los problemas del hombre contemporáneo. Se unen lo social y lo existencial porque no falta la crítica a la España de su tiempo. No rompe las fórmulas del teatro comercial porque intenta aprovecharlas para darles una dimensión y un sentido nuevos que le permitan acceder al gran público. Un recurso escénico frecuente es de los efectos de inmersión (persigue una mayor identificación del público con la historia que se está representando). Su obra suele clasificarse en tres etapas: la primera con un enfoque existencial de los temas (Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad). La segunda con un enfoque social y ético, la técnica teatral es más compleja (efectos de inmersión, escenarios múltiples y simbolistas; a esta etapa pertenecen Un soñador para un pueblo, El sueño de la razón, El tragaluz. La tercera etapa presenta contenidos sociales y políticos más explícitos y la incorporación de experimentos escénicos (La doble historia del doctor Valmy, La Fundación).

c) Desde 1960 hasta 1975: A partir de los años setenta se produce un teatro más exigente y renovador, experimental en las formas y dirigido a un público más minoritario. Se aleja del teatro realista. Ahora predominan los elementos simbólicos y vanguardistas, lo grotesco y lo imaginativo. Importancia especial cobran los recursos extraverbales: sonoros, visuales o corporales. Autores representativos son Fernando Arrabal y Francisco Nieva.
Mención especial merecen los grupos de teatro independiente que actúan al margen de los circuitos comerciales y presentan un teatro renovador muy comprometido social e ideológicamente. Algunos de los más representativos son:Los Goliardos, Els Joglars y La Fura dels Baus.

NADA

D) Nada [Segunda mitad del S.XX]

Nada de Carmen Laforet está inserta en la novela de posguerra de la década de los cuarenta, junto con La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, La sombra del ciprés es alargada de M. Delibes y Javier Mariño de Torrente Ballester.
Hoy, está considerada como la mejor de la década de los cuarenta por su acierto a la hora de recoger algunos de los aspectos de los días posteriores a la guerra de 1936. Por lo que fue galardonada con el premio Eugenio Nadal en1944, por tres votos contra dos. Su primera edición es de mayo de 1945.

CONTEXTO HISTORICO

La Guerra Civil española (1936-1939), que supuso un paréntesis en la vida social y cultural del país. En la posguerra , la vida intelectual española se ve empobrecida por varios factores como el exilio de algunos escritores o el aislamiento político y cultural de Occidente que sufrió España. Quienes permanecieron en el país se vieron forzados a un asfixiante exilio interior que había sido provocado por hecho como la censura, la prohibición de las novelas extranjeras, etc.
Todo ello resalta la labor de los escritores de los años cuarenta como Cela, Delibes, Ballester y la propia Carmen Laforet

ESTILÍSTICAMENTE

Estilísticamente, es sencilla, de estructura lineal, y el tiempo transcurrido es de un año. El espacio se desarrolla por las calles de Barcelona, la universidad, y la casa familiar. También hay que añadir que es la primera novela de grupo, de protagonista colectivo. La novela esta narrada de forma autobiográfica por su protagonista Andrea.
El relato destaca por su sinceridad y la autenticidad, pero a la vez está impregnado de lirismo y de ternura.

LUCES DE BOHEMIA

C) Luces de bohemia [Primera mitad del S.XX]

Luces de bohemia es una de las obras más conocidas de R. Mª. Valle-Inclán y más importantes del teatro español contemporáneo.
La obra vio la luz en la revista España, por entrega semanal en 1920. La obra completa se publica en 1924.
Con ello R. Mª. Valle-Inclán inaugura un estilo teatral propio: el Esperpento, que como sus propios personajes explican en la obra consiste en ridícula rizar a los héroes clásicos reflejándolos en espejos cóncavos y convexos.
Luces de bohemia se podría encuadrar el la Generación del 27(temor por España), al Modernismo (léxico rico, cuidadoso y sonoro) y en las Vanguardias europeas del momento. Es por esto que R. Mª. Valle-Inclán es un autor casi inclasificable.

CONTEXTO HISTÓRICO

Históricamente son años convulsos en la historia de España; el autor hace referencias a hechos que ocurren entre 1889 y 1924, aunque también alude a la leyenda negra, la inquisición y a Felipe II. Las dictaduras aplastan a los pensadores. Es el reinado de Alfonso XII. En este periodo van aflorar los problemas sociales, económicos de las distintas regiones y nacionalidades de España; estos se van a intensificar todavía más después de la Primera Guerra Mundial y la revolución de Lenin en 1917. Sin olvidarnos de la guerra con Marruecos.

ESTILÍSTICAMENTE

Me ha llamado la atención la precisión con que R. M ª. Valle-Inclán describe el Madrid de principios de siglo. Esta obra satiriza al intelectualismo de la época al que
R. Mª. Valle-Inclán pertenecía.
Luces de bohemia cuenta las últimas 24 horas de Max Estrella, personaje que esta inspirado el Alejandro Sawa, un escritor ciego y sin éxito que vive en la más absoluta miseria.
Me llama la atención algunas contradicciones de la obra, si formalmente la obra puede encuadrarse en el modernismo, el contenido en el que se mencionan a los héroes clásicos encajaría mejor en la mentalidad noventayochista.
La obra termina con otra contradicción, una jugarreta que el destino tiene preparada a Max Estrella, ya que muere en la más absoluta miseria siendo ganador de loa lotería. Se convierte así en una metáfora grotesca de la imposibilidad de vivir en un país opresivo, injusto y decadente.

MISERICORDIA

B) Misericordia [S.XIX]

Misericordia es una novela de Benito Pérez Galdós publicada en 1897.
Por lo que se encuadra en la novela realista contemporánea del siglo XIX.
En ella, Galdós hace una crónica de los bajos fondos madrileños, pero a través del personaje de Benina, introduce el “cómo deberían ser las cosas” . Pero también habla de la mendicidad, uno de los problemas más importantes de la época ya que la mendicidad se agravó con la revolución burguesa.

CONTEXTO HISTÓRICO

Esta obra se enmarca en la España de La Restauración, periodo comprendido entre en 1875 y 1902. Periodo en el cual se produce el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto (29 de diciembre de 1974), que supuso el fin a la
I República y preparó la restauración monárquica de Alfonso XII cuyo reinado abre una etapa de relativa estabilidad política resuelta con la alternancia en el gobierno de conservadores y progresistas. A su muerte se encarga de la regencia su viuda María Cristina de Habsburgo. El siglo termina con la grave crisis abierta por la pérdida, en 1898, de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

ESTILÍSTICMENTE

La narración se desarrolla en 3ª persona y el narrador es omnisciente. En ocasiones se emplea el estilo indirecto libre que confunde las palabras del narrador con las de sus personajes y permite ver los hechos a través de los ojos de un personaje.
Galdós sitúa la historia en el ámbito de la clase media empobrecida, las zonas marginales de pobreza (como la iglesia de San Sebastián que limita al norte con barrios burgueses y al sur con los arrabales pobres). Los personajes hablan según su condición social, característica del Realismo Además, destaca la maestría de Galdós para describir ambientes, escenarios, costumbres,… se fija en los detalles para crear atmósferas. El humor, la ironía, las caricaturas (símiles con animales, cosificaciones,…) son recursos abundantes. Pero además, Galdós hace un vigoroso retrato psicológico de los personajes: rasgos físicos y morales, modo de vestir, gestos y manera de hablar. Emplea también la técnica del monólogo interior para recrear los pensamientos de un personaje.
Muy interesante esta crítica a la hipocresía moral de una clase social que no mira a los de abajo.

EL SÍ DE LAS NIÑAS

A) El sí de las niñas [S.XVIII]

El sí de las niñas es una comedia de Leandro Fernández de Moratín, autor que se encuadra en el Neoclasicismo. La obra fue escrita en 1801 pero se representó en el teatro de la Cruz el 24 de enero de 1806.
Quizá en el mundo occidental resulta una trivialidad el tema que plantea, pero en su contexto histórico, tenemos que tener en cuenta que existía una conciencia social que concebía el matrimonio como un pacto de intereses. Moratín se opuso porque iba contra los principios morales por lo que planteó un problema que estaba en la sociedad, más allá del trono y del altar; algunos conservadores la juzgaron como escandasolo, pero fue la más representada de su tiempo.

CONTEXTO HISTÓRICO
La época de Leandro F. de Moratín está caracterizada por las reformas del despotismo ilustrado de Carlos III para intentar modernizar el país, reformas en las artes y en la agricultura, que es, en esta última, donde trabaja la gran mayoría de la población.
Dichas reformas que no se llevaron a cabo por la oposición de la nobleza y el clero. Es también la época de enfrentamiento entre los tradicionalistas (que son la gran mayoría de la población) y los ilustrados “afrancesados” (algunos nobles e intelectuales); a estos últimos pertenece Leandro Fernández de Moratín. Moratín no es un revolucionario, sino un reformista que pensaba que una situación injusta debía dar paso a otra justa a través de cambios mesurados.
El contexto literario de la obra de estudio es la literatura neoclásica. en la que destacaron los ensayistas y prosistas Feijoo, Cadalso y Jovellanos, los poetas Meléndez Valdés y los fabulistas Iriarte y Samaniego y en teatro, aparte de Leandro Fernández de Moratín, hay que recordar el valor de la tragedia clásica de Vicente García de la Huerta.
ESTILÍSTICAMENTE
En los diálogos Moratín no emplea excesivos recursos literarios. Es una obra fácil de entender, aunque no muy coloquial en cuanto al vocabulario. También hay que destacar que la obra cumple con los principios de la ilustración: realismo y la regla de las tres unidades.
Esta obra narra un triangulo amoroso, que permite al autor reflexionar sobre la presión que en la época sufrían las mujeres, obligadas a casarse por interés y en contre de sus sentimientos. Por lo que la obra tiene una función didáctica y critica.

EL TEATRO ANTERIOR A 1939

El teatro de principios del S.XX no gozaba del mismo reconocimiento que el de otras épocas. Esto se debe a la gran vitalidad del teatro comercial que impedía el estreno de autores innovadores que no escribían al gusto del público

En cuanto a los autores más importantes , hay cuatro dramaturgos que se levantan por encima de todos: J. Benavente, R. Valle-Inclán, F. García Lorca y B. Pérez Galdós.

Si nos detenemos en el Premio Nobel de Literatura, Benavente la mitificación y la censura forman parte de su estandarte, y eso que escribió 172 obras, desde El nido ajeno hasta Por salvar su amor . Sus obras estarían englobadas dentro de temas urbanos (Rosas de otoño), de ambiente provinciano (Pepa Doncel), de ambiente cosmopolita (La noche de sábado), de ambiente utópico (Los intereses creados), de ambiente rural ( Señora ama).

El teatro galdosiano ha estado en el trastero, y, sin embargo, fue una de las figuras que más contribuyó a la creación del teatro español moderno desde Realidad hasta Santa Juana de Castilla , pasando por Electra que fue la que más éxito tuvo. En general, Pérez Galdós construye un teatro social, de compromiso, para que el lector tome conciencia de la realidad. Se detiene, sobre todo, en el fanatismo tanto político como religioso.

El teatro de Valle-Inclán tiene la virtud de dejarnos intranquilos. En un primer momento, su teatro se reviste de la fuente modernista por lo que el retoricismo fue nota destacada. Pero, hoy, la fuerza de su teatro radica en los ciclos mítico (Divinas palabras) de la farsa (La Marquesa Rosalinda) y del esperpento (Luces de bohemia)

Federico García Lorca es algo más, es poeta-dramaturgo a flor de piel. Federico supo como nadie adentrarse en el destino de las personas y adueñarse de él a través de la libertad y del amor. Llegó tanto al público culto como al bajo. Su teatro es un mundo lleno de vida desde El maleficio de la mariposa hasta La casa de Bernarda Alba. Y en medio, sobresalen Mariana Pineda , Bodas de sangre, Doña Rosita la soltera, Yerma y El público. Pero, el poderío lorquiano está en La casa de Bernarda Alba. .
Estos cuatro dramaturgos citados no estuvieron solos, hubo otros que incluso triunfaron más en la escena como Carlos Arniches, los Hermanos Álvarez Quintero y Muñoz Seca.

C. Arniches fue el creador de la tragedia grotesca. Su mejor obra, de las 188 que escribió, es La señorita de Trevélez, la síntesis de lo tragicómico.

Los Hermanos Álvarez Quintero escribieron más de 200 obras teatrales, todas ambientadas con sabor apacible. Crearon un teatro costumbrista andaluz con cierta superficialidad. Las obras que nos legaron están llenas de encanto. Destaquemos Malvaloca y La de Caín.

Muñoz Seca escribió un gran número de obras en colaboración, solo llegó a estrenar un centenar. Se le atribuye la creación del “astracán”, pieza cómica basada en la parodia del teatro, en las que disloca el idioma mediante el juego de palabras. Su obra más conocida es La venganza de Don Mendo. Contra la República escribió Anacleto se divorcia y La voz de su amo.

La crítica ha caracterizado como teatro poético las voces de los Hermanos Machado, Eduardo Marquina y L. F. Chamizo.

Pero, sin duda, el dramaturgo más sobresaliente del género histórico-poético es
E. Marquina. Destaca su obra: La ermita, la fuente y el río.

El teatro de los Hermanos Machado nos devuelve al teatro clásico, recomendaban el uso del monólogo como en Shakespeare, Lope o Calderón, por lo que no innovaron como quisieron en un primer momento. El éxito dramático les vino con la obra La Lola se va a los puertos.

L. F. Chamizo se acercó al teatro de la misma forma que a su poesía. Sólo estrenó la obra Las Brujas, pero fue la de más éxito en la temporada. Está enmarcada dentro del teatro costumbrista-rural en verso.

La obra dramática de Miguel de Unamuno consta de nueve dramas y dos piezas menores. Destaquemos Fedra , El otro , Raquel encadenada .

Los dramaturgos especiales Jacinto Grau con El señor Pigmalión , Ramón Gómez de la Serna con Escaleras , Azorín con Angelita contribuyeron con ese fervor con que fue acogido el teatro en este período, del que no fueron ajenos R. Alberti con su memorable obra El hombre deshabitado , y posteriormente, ya en el exilio,
El Adefesio , Max Aub con su obra vanguardista El desconfiado prodigioso ,
Miguel Hernández con su prodigiosa obra Quién te ha visto y quién de ve y sombra de lo que eras , o el teatro poesía de Pedro Salinas, con La fuente del Arcángel.

LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27

Diversos nombres han recibido los poetas que nacieron entre 1891 y 1905. La más acuñada ha sido Generación del 27, sobre su mitificación “Generación del 27″ fue
J. Chabás en 1944.
La Generación del 27 fue un grupo de poetas que se dio a conocer en el homenaje para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, inmortalizado con una fotografía en la que podemos ver a Dámaso Alonso, F. García Lorca, Gerardo Diego, Jorge Guillén y R. Alberti. Después se unirían Vicente Alexandre, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.
Casi todos coincidieron en la Residencia de Estudiantes y estaban a favor de las reformas de la II República.

La Generación del 27 se caracteriza por:

– Mezclar la tradición y el Vanguardismo. No rompen con las tradiciones.
Los poetas tuvieron conciencia del momento en que vivían, pero admitieron el magisterio de Juan Ramón Jiménez y las influencias de los Cancioneros, el Romancero, J. Manrique, Garcilaso, Lope de Vega, Góngora, Bécquer, Machado, Rubén Darío, el poeta francés Valery o el anglosajón E. S. Eliot.
Los inicios poéticos estuvieron marcados por Juan Ramón Jiménez y Bécquer; es lo que la crítica ha denominado “la poesía pura” .
Un segundo momento es cuando se unen al movimiento surrealista.
Intentan encontrar la belleza a través de la imagen. Hablan sobre el amor, la muerte, el destino, además de temas populares.
Buscan un lenguaje cargado de lirismo. Utilizan estrofas tradicionales (romance,…) y clásicas (soneto, terceto, …) y también el verso libre. Utilizan figuras de repetición como la anáfora, el paralelismo, etc.

Los dos nombres más relevantes en la poesía de la época son F. G. Lorca y R. Alberti.

F. García Lorca. Aunaba lo culto y lo popular, lo tradicional y la vanguardia.
Emplea símbolos complejos y le obsesionan la soledad, el destino, los marginados,…. Su obra se divide en dos etapas:
-Neopopularista ( Romancero gitano)
-Surrealismo (Poeta en Nueva York)
R. Alberti. Muy comprometido políticamente. También juega con lo popular y lo culto. Marinero en tierra y Sobre los ángeles. Dan fe de esta dualidad.
La obra Marinero en tierra fue galardonada con el Premio Nacional de literatura en 1925.

También destacan:

Pedro Salinas. Muy influido por J.R. Jiménez, intenta desvelar la esencia de las cosas con una poesía intelectualizada pero aparentemente sencilla. Su obra se divide en tres tipos:
– Mezcla la poesía pura y temas futuristas. Destaca Seguro Azar.
– Presta atención al amor como experiencia gozosa. Destaca La voz a ti debida y Razón de amor.
– Desde América, habla de la angustia que le provoca la tecnología contemporánea y los horrores de la G. Civil y la II G. Mundial. Destaca su obra Confianza .

Jorge Guillén. Escribió desde el exilio y tras la muerte de Franco, fue galardonado con el Premio Cervantes. Cultivó la poesía pura, alejada de dramatismos, con una visión optimista del mundo. Toda su obra se agrupa en Aire nuestro, compuesto por cinco libros.

Vicente Aleixandre. Es el polo opuesto, a J. Guillén, por su pesimismo global. Sus obras más destacadas son la Destrucción del amor , Sombra del paraíso, Diálogos del conocimiento. En 1977 obtiene el premio Nóbel.

Gerardo Diego. Cultivó dos vertientes poéticas, la tradicional y la vanguardista. Destacan sus obras Versos Humanos y Alondra de verdad.

Dámaso Alonso. Se quedó en la posguerra española dentro del grupo de poesía desarraigada. Su obra más importante es Hijos de la ira, muy influida por el existencialismo.

Luis Cernuda. (Alumno de Pedro Salinas) Reunió su obra poética en La realidad y el deseo, donde se ve que huye de la rima y de otros elementos formales.

También parte de la crítica añaden a Manuel Altolaguirre con Las islas invitadas y otros poemas y La lenta libertad y a Luis Prados con Cancionero del pan y del pescado y Llanto de octubre.

Escribir de la Generación es nombrar también el horno en el que publicaron sus poesías; las revistas poéticas Litoral. La Gaceta Literaria, Carmen, Lola, Revista de Occidente, Cruz y raya, Caballo verde para la poesía, entre otras.